martes, 19 de febrero de 2013

Un cartucho por la nostalgia


Un cartucho es la cometa de los que no tienen cometa. Una cometa para misios. Un pedazo de papel al que se intenta despegar del suelo haciendo el doble de esfuerzo físico del que se necesita para levantar una c...ometa de plástico y carrizo. He preguntado a mis amigos si alguna vez han volado uno y todos han respondido: ¿Qué es eso? No hay definición para el cartucho de mi infancia en el diccionario de la RAE, apenas una referencia a las municiones.


(Ilustración: Lucía Fernández)

La primera vez que intenté volar uno fue durante un otoño de inicios de los 90. Puedo decir que suspenderlo en el aire fue un acto casi heroico. La cometa que mi papá había hecho para mi hermano quedó atrapada en un cable de luz; sin cometa con qué jugar, alguien (no recordamos quién) nos trajo la idea del cartucho. Arrancamos una hoja de esos viejos cuadernos amarillos, doblamos los costados, colocamos una larga cola de papel en la parte posterior y anudamos casi 10 metros de hilo adelante. Recuerdo haber corrido y sudado varias cuadras antes de que mi cartucho alzara vuelo y quedara suspendido en el aire junto a varias cometas.

La fragilidad del cartucho no permite que alcance mucha altura, pero hace que su vuelo sea más delicado. Su incesante revoloteo es la metáfora de su tenaz lucha contra el viento. El cartucho se asemeja más al efímero y suave vuelo de un avión de papel que al planeo de una soberbia cometa que –en su búsqueda de más altura- se escapa de las manos y se pierde en el cielo, o cae atrapada en los cables aéreos. Mi memoria, siempre esquiva y arbitraria, recuerda este vuelo como el primero y el último. No he vuelto a ver uno trepando el cielo, solo he visto sofisticadas cometas, junto a las cuales, la sombra de mi cartucho sería apenas una ráfaga de oscuridad

1 comentario:

  1. Nostalgia por un texto en una revistita que creo que ya ni existe. Buena, Nelly Luna.

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